Fantasmas, los orígenes Parte I

Fantasmas, espíritus, apariciones, ifrits (o efrits), yureis son, según diferentes culturas, los nombres de estos entes que se encuentran en algún lugar entre la tierra de los vivos y la de los muertos. Al no tener un cuerpo físico su forma de comunicarse con nosotros suele ser mediante ruidos, apariciones incorpóreas, interacción con objetos, etc. Esta es quizás su característica más emblemática y la que es más usada en la literatura.

En descubrimientos recientes, la representación más antigua sobre un fantasma se encontró en una tablilla babilónica de más de 3.500 años de antigüedad, no es difícil percatarse, dado este dato, que los fantasmas nos han acompañado prácticamente desde los inicios de las primeras civilizaciones.

Hacer una relación completa de las obras donde se hace una referencia a fantasmas sería un trabajo infructuoso, debido a la gran cantidad de ellas, con lo que he seleccionado las que creo que aportaron algo significativo a la leyenda de nuestros amigos incorpóreos.

Hamlet

Una de las obras más importantes de la literatura inglesa y universal, es Hamlet (1599-1601) donde un fantasma es el desencadenante de los sucesos que ocurren en ella.

William Shakespeare consiguió con esta obra aunar muchos de los temas que ya tenían sus otras obras, como la traición, el asesinato, la lujuria, los celos, el incesto, el poder, el suicido, etc. Así como combates de espada, enigmas detectivescos, fantasmas, etc. Esto es lo que hace de ella una historia universal, en esencia, porque habla sin tapujos de las debilidades humanas.

Libro de Hamlet

Yo soy el alma de tu padre, destinada por cierto tiempo a vagar de noche y aprisionada en fuego durante el día hasta que sus llamas purifiquen las culpas que cometí en el mundo. ¡Oh! Si no me fuera vedado manifestar los secretos de la prisión que habito, pudiera decirte cosas que la menor de ellas bastaría para despedazar tu corazón, helar tu sangre juvenil, tus ojos, inflamados como estrellas, saltar de sus órbitas; tus anudados cabellos, separarse, erizándose como las púas del colérico espín. Pero estos eternos misterios no son para los oídos humanos. Atiende, atiende, ¡ay! Atiende. Si tuviste amor a tu tierno padre…

La Leyenda de Sleepy Hollow

Los Estados Unidos de América consiguieron su independencia sobre el año 1788, siendo ya entonces un país muy antiguo debido a sus primeros pobladores, no lo era tanto por los nuevos, y esto era más acusado en las artes. Durante este tiempo de carencias de referentes culturales Washington Irving escribió La Leyenda de Sleepy Hollow (1819).

La leyenda de Sleepy Hollow es un relato corto incluido en un libro por entregas titulado “El libro de bosquejos de Geoffrey Crayon, Gent”. W. Irving estuvo viviendo en un pequeño pueblo llamado Tarrytown, fue allí donde supo de un pueblo cercano llamado Sleepy Hollow, en el cual había una iglesia, un cementerio y estaba poblado por colonos holandeses. Allí escuchó muchas historias locales que lo ayudaron a desarrollar entre otras su historia del jinete sin cabeza. Por cierto, W. Irving está enterrado en el cementerio de Sleepy Hollow.

Esta novela es a su vez muy importante porque contribuyó a popularizar la fiesta conocida como Halloween.

Descendían ambos, emparejadas sus monturas, por la ladera de una leve colina, en la claridad que auspiciaba el fondo del firmamento y la ausencia en aquella zona de bosque, cuando se percató, aun mirándole de reojo, de que aquel ser era aún más corpulento de lo que ya de por sí le había parecido antes; y que no tenía cabeza, lo que hará comprender a cualquiera la clase de pánico que, sobre los ya padecidos, embargó ahora al pobre pedagogo… Mucho más, ni habría que decirlo, cuando comprobó cómo el jinete apoyaba su propia cabeza, que llevaba hasta entonces bajo un brazo, en el arzón de la silla de su caballo. Mil escalofríos, como latigazos, sacudieron de arriba abajo el cuerpo de Ichabod, empavorecido.

Canción de navidad

Al igual que la novela de W. Irving contribuyó a la popularización de la fiesta de Halloween, hubo otra obra que no solo con un fantasma como detonante de la trama, sino cuatro, contribuyeron a modernizar la que es posiblemente la festividad más importante del cristianismo, estamos hablando de la Navidad.

Canción de navidad (1843) es un relato corto escrito por Charles Dickens, en la que recupera el espíritu navideño de solidaridad y fraternidad, algunos creen que C. Dickens inventó la Navidad moderna.

C. Dickens había escrito anteriormente Oliver Twist donde ya hablaba de un chico que tenía que crecer en un mundo hostil, donde el trabajo infantil estaba a la orden del día, como a su vez la pobreza extrema de una parte muy importante de la población de Londres en aquella época. Otra obra, quizás la más autobiográfica es David Copperfield (1849). Esto nos da una idea de que la crítica social es parte importante de sus novelas.

En Canción de Navidad, un huraño y malhumorado Sr. Scrooge, trata a sus allegados con desprecio y solo le interesa una cosa, el dinero.

«Sin esas visitas», dijo el fantasma, «no tendrás esperanza de evitar un destino como el mío. El primero vendrá mañana, cuando las campanas den la una».

«¿No podrían venir los tres y acabar de una vez, Jacob?», insinuó Scrooge.

«Espera al segundo a la noche siguiente a la misma hora. El tercero, a la siguiente noche, cuando se extinga la vibración de la última campanada de las doce. No volverás a verme y, por la cuenta que te sigue, ¡recuerda todo lo que ha sucedido entre nosotros!»

El fantasma de Canterville

En 1887 Oscar Wilde escribió su relato El fantasma de Canterville, el protagonista del mismo es un pobre fantasma que vaga por una antigua casa inglesa. Esta casa es comprada por unos residentes americanos los cuales no creen en espíritus y demás entes incorpóreos, nuestro fantasma trata por todos los medios de echar a esos residentes incómodos, pero todos sus esfuerzos resultan en vano. El fantasma trata de hacer ruidos de cadenas (esta es quizás su mayor aportación al fantasma), mover cosas pero nada.

El señor Otis se puso las zapatillas, tomó un frasquito alargado de su tocador y abrió la puerta. Y vio frente a él, en el pálido claro de luna, a un viejo de aspecto terrible. Sus ojos parecían carbones encendidos. Una larga cabellera gris caía en mechones revueltos sobre sus hombros. Sus ropas, de corte anticuado, estaban manchadas y en jirones. De sus muñecas y de sus tobillos colgaban unas pesadas cadenas y unos grilletes herrumbrosos.

Fantasmagoria

Más conocido por su Alicia en el país de las maravillas y Alicia a través del espejo, Lewis Carroll también contribuyó en las historias sobre fantasmas, en este caso con un relato poético titulado Fantasmagoria.

Un señor se muda a una nueva vivienda y allí descubre que vive un fantasma, al cual no le parece que él sea una persona adecuada para vivir bajo el mismo techo. El tono irónico de la obra y sus toques de humor hacen de ella una lectura deliciosa.

Una noche de invierno, a las nueve y media, helado, cansado, enfadado y sucio de barro, llegué a casa, demasiado tarde para comer, aunque la cena, los puros y el vino me esperaban en el estudio.

Una novedad había en la habitación y algo blanco y ondulante permanecía a mi lado en la penumbra.
Pensé que era la escoba de la alfombra que la descuidada doncella había dejado allí.
Pero de repente esa cosa empezó a temblar y estornudar.
Ante lo cual yo dije: «¡Vamos, vamos, amigo! No es muy considerada esa actitud.
¡Por favor, no hagas tanto ruido!»
«Me he constipado», dijo la cosa, «ahí fuera durante el aterrizaje.»
Me volví sorprendido y allí, frente a mis ojos, ¡me encontré con un pequeño fantasma!

Bueno, hasta aquí una buena muestra de relatos de fantasmas todas centradas en la cultura anglosajona, en el siguiente artículo, Fantasmas los Orígenes. Parte II, continuaré hablando de nuestros amigos incorpóreos pero me centraré en historias de otras culturas.

“Porque los veloces dragones de la noche hienden vertiginosamente las nubes, y brilla lejos el heraldo de la Aurora; a cuya proximidad los espíritus, errabundos de acá para allá, se refugian en tropel en los cementerios.”

William Shakespeare

Txema Quintero
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4 respuestas

  1. Gracias por esta aportación tan completa sobre los inicios de este género literario. Sin duda estas son obras que merecen la pena leerlas y que estas palabras vuelvan a la vida…
    Felicidades!

  2. Gran artículo. Se nota que la persona que lo ha escrito lo ha hecho con auténtica devoción por el género.

    • Buenas tardes Carlos,
      Si, Txema es un gran lector y conocedor del género de fantasía/terror/sci-fi.
      Si te ha gustado este artículo te recomiendo también los otros dos que ha escrito sobre Frankenstein y sobre Vampiros, muy interesantes ambos.

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