Fantasmas, los orígenes. Parte II

En mi anterior artículo, Fantasmas, los orígenes. Parte I me centré mayoritariamente en las historias de fantasmas en la literatura anglosajona porque ciertamente tienen una larga tradición, pero otras culturas tampoco los dejaron de lado, de hecho, parte de los referentes en la literatura anglosajona beben de estas otras referencias que comentaré seguidamente.

La leyenda del Comte Arnau

No siendo estrictamente una novela, el Comte Arnau es el fantasma más conocido de nuestra cultura. Se cree que fue un personaje histórico con muchas similitudes con otros personajes franceses o alemanes, unidos todos ellos por la leyenda de “la cacería nocturna”.

Muchos escritores catalanes han tratado en sus obras a este célebre fantasma que vaga por las tierras catalanas a lomos de su corcel y acompañado de sus perros de caza. Según la opinión de críticos y otros escritores de la época, fue Víctor Balaguer I Cirera quien en 1858 escribió esta obra, siendo desde entonces referente para otros literatos de la Renaixença catalana y posteriores cómo Joan Maragall o Josep Maria de Sagarra i de Castellarnau.

El Comte Arnau

Su primera abadesa fue una hija del fundador, apellidada Emmon o Emma, que murió por los años de 944; sucedieron a ésta otras superioras cuyo nombre se ignora, y entró luego a regir la casa una dama, que las crónicas llaman Adalaiza, mujer de singular hermosura y de libres costumbres, que no hubieron de mejorar, por cierto, el hábito que vistió y la santa regla de la casa que eligió falsamente para penitencia. Adalaiza, la abadesa, con su triste ejemplo, introdujo la disipación y el escándalo entre las vírgenes del Señor, que veían a su superiora recibir cada día más enamorada al Comte Arnau, arrogante caballero y audaz galanteador, el cual se introducía nocturnamente en el monasterio por una cueva o camino subterráneo, cuya entrada existía en un camino que iba de Puigcerdá a Ribas.

Las mil y una noches

Esta obra es la obra más importante de la cultura árabe, su origen se pierde en los anales de la historia. Las mil y una noches no es un libro como tal, sino un conjunto de historias de origen oral que se interconectan entre ellas.

En Europa, fue en 1704 de la mano de Antonie Gallard cuando se publicó traducida por primera vez al francés. Debido al puritanismo de su época esta traducción fue despojada de todo lo referente a sangre, actos sexuales, adulterios etc. Fue Richard Francis Burton quien hizo la primera traducción incluyendo los temas despojados con anterioridad. Años después Joseph Charles Mardrus de origen Egipcio, completó la que él creía que debía ser la mejor traducción hasta ese momento. Sobre esta última traducción el escritor Vicente Blazco Ibañez hizo a su vez la primera traducción al castellano.

Las Mil y Una Noches

Llegada la hora, el visir acudió al palacio para entregar a Sherezade al rey, quien se la llevó de inmediato a la cama y empezó a solazarse con ella. Pero la joven se puso a lloriquear y, a la pregunta del rey sobre el motivo de tal reacción, contestó que, antes del alba, deseaba despedirse de su hermana. El soberano, para complacerla, mandó a buscar a la hermana y la acomodó debajo de la cama.

La hermana estuvo en todo momento atenta, en espera de que el rey poseyera a su hermana, y cumplió con su cometido.

—Querida hermana —dijo, después de un suave carraspeo—, si aún no te has dormido, ¿por qué no cuentas una de las preciosas historias con las que solemos pasar las veladas? Ante la incerteza de lo que te pueda ocurrir, será mi despedida de ti.

—Si Vuestra Majestad me lo permite, lo haré —dijo Sherezade, dirigiéndose al rey.

El soberano Shahrayar dio su consentimiento y Sherezade comenzó a narrar…

Esta obra es muy conocida por los personajes incluidos en los cuentos que relata Sherezade cada noche, como son Aladino y la lámpara maravillosa, Simbad el marino o Alibaba y los cuarenta ladrones, pero sería injusto infravalorar esta magnífica obra solo por estos personajes que fueron llevados al contexto de los cuentos infantiles.

Y ahora alguno se preguntará, ¿y donde están los fantasmas? , en la cultura árabe existen unos seres mágicos llamados Ifrits (o Efrits), aquí los llamamos genios. En los cuentos de las mil y una noches aparecen de muchas formas diferentes, para poner a prueba a los pobres humanos, ayudarlos, castigarlos, y pueden estar metidos en lámparas o bajo un árbol retozando, pero siempre presentes en la mayoría de los cuentos.

Kwaidan: Cuentos y estudios de fenómenos extraños

Para terminar voy a hablar de otra de las culturas donde los fantasmas o espíritus son parte muy importante de la misma, esta es la cultura japonesa.

Como he dicho, esta cultura tiene una enorme tradición sobre fantasmas, por lo que he seleccionado un libro que atesora muchas de las mejores de dichas historias.

Kwaidan: Cuentos y estudios de fenómenos extraños (1904) fue escrita por Lafcadio Hearn un escritor griego fascinado por la cultura japonesa. Gracias a este libro él fue el precursor de llevar la cultura japonesa al resto del mundo occidental.

Kwaidan y otras leyendas y cuentos de Japón

La gente de la comarca consideraba a O-Yuki una persona maravillosa, aunque distinta de ellos por naturaleza. La mayor parte de las campesinas envejece prematuramente, pero O-Yuki, aunque era madre de diez niños, se conservaba tan joven y lozana como el día en que llegó a la aldea.

Una noche, cuando los niños se habían dormido, O-Yuki cosía a la luz de un farolillo de papel; y Minokichi, observándola, le dijo:

—Al verte allí, cosiendo, con la luz en la cara, evoqué algo extraño que me aconteció cuando tenía dieciocho años. En esa ocasión, vi a una mujer tan hermosa y blanca como tú… en realidad, se te parecía mucho…

O-Yuki respondió, sin alzar los ojos:

—Háblame de ella… ¿Dónde la viste?

Existen numerosas referencias a los fantasmas a lo largo de la literatura y de las diferentes culturas. Espero que esta selección os haya gustado, os puedo asegurar que en futuros artículos seguro que nuestros amigos incorpóreos volverán a estar presentes entre nosotros, Uhhhh.

“Ser visto es la ambición de los fantasmas. Ser recordado, la de la muerte”.

Anónimo

Txema Quintero
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