Papá, Mamá, ¿me cuentas un cuento?
La Cenicienta, Blancanieves o El patito feo son ejemplos de los cuentos clásicos que alguna vez hemos o nos han contado. Tenemos cuentos de todas las temáticas: de animales, hadas, princesas, reyes… y también de aquellos que salen de la imaginación de los padres. Estos cuentos, que los más pequeños escuchan con tanta atención, desarrollan un papel fundamental en su crecimiento, ya que, además de entretenerlos, estimulan su imaginación y contribuyen a su educación. Como adultos ¿a quién no le gusta ver una buena película? ¿Y qué son las películas sino la narración de una historia? Es decir, un cuento para adultos.
Para los niños, que les expliquen un cuento representa muchas cosas:
- Poder compartir un momento de intimidad y tranquilidad con los padres: el hecho de tener a uno de los padres cerca, dedicándose a él en exclusiva y explicándole una historia fascinante, da seguridad al niño.
- Una forma de educación: los momentos compartidos alrededor de un cuento pueden servir a los padres para ayudar al niño en el desarrollo del lenguaje, el reconocimiento de las imágenes, la introducción de reflexiones y/o aprendizajes sobre diferentes aspectos de la vida…
- Potenciar la imaginación: a través de los cuentos el niño entra en un mundo de aventuras fantásticas que, posiblemente, después hará realidad a través de su juego.
El poder de los cuentos

Pero los cuentos tienen una función que va mucho mas allá, sirven al niño para poder superar conflictos de desarrollo. Estos conflictos son inconscientes y están presentes en todos los niños y en todas las culturas:
- El miedo a ser abandonado o el miedo a perder a los padres.
El hecho de tener a los padres cerca representa para el niño un sentimiento de seguridad y tranquilidad, es por ello que mientras los niños son pequeños existe un miedo innato a la perdida de este punto de seguridad al perder a los padres. A través de cuentos como Hansel y Gretel, Pulgarcito o cualquiera que explique la historia de unos niños abandonados a su suerte, el niño puede vivir con la imaginación este miedo y los padres, a través del cuento, podemos hacerle sentir seguro, ya que estos cuentos siempre deben acabar con el reencuentro entre los niños y sus padres, eso si con un aprendizaje que habrá hecho que el niño sea más autónomo en el momento de resolver conflictos.
- El miedo a la oscuridad
El hecho de estar a oscuras implica para el niño dar pie a todo su potencial fantástico, normalmente suelen imaginar monstruos o ven movimientos y ruidos como amenazas. A través de un cuento como Blancanieves por ejemplo, donde la protagonista se queda sola en un bosque de noche, el pequeño puede darse cuenta que el personaje no solamente supera el miedo a la oscuridad sino que encuentra amigos que la ayudan.
- Los celos hacia los hermanos.
Son muchos los cuentos que explican historias de hermanos que se encuentran con problemas, Los tres cerditos por ejemplo, nos ayudaría a que el niño se diera cuenta de como el hermano mayor acaba ayudando a los pequeños o Pulgarcito que es el menor de siete hermanos, salva a los suyos de ser comidos por el ogro. Nos ayudaran a trabajar los celos todos los cuentos que expliquen a los mas pequeños que por mucho que nos peleemos, necesitamos a nuestros hermanos.
- La separación de los padres.
Hablamos de cuentos dirigidos a niños con una gran dependencia de sus padres y que necesitan aprender a ser más autónomos. La flauta mágica es el ejemplo de un niño que se va de casa para enfrentarse a grandes aventuras.
Cómo explicar un cuento

Para explicar un cuento a los más pequeños deberíamos tener en cuenta varias premisas:
- Utilizar un lenguaje adaptado a la edad del niño.
- Utilizar frases cortas para que el niño pueda seguir la narración.
- A pesar de que todos los momentos pueden ser buenos para explicar un cuento, un momento optimo puede ser antes de cenar o dormir, ya que suelen ser momentos de tranquilidad en los que les podemos dedicar un rato sin prisas.
- Las palabras se tienen que marcar y repetir. Intentar repetir frases para que el niño pueda participar en la explicación (ej. soplaré y soplaré y la casita derribaré).
- Los cuentos tienen frases hechas para empezar y acabar, es importante utilizarlas porque ubican al niño en un mundo fantástico. (ej. Había una vez, en un lejano país…) y después hacen que el niño pueda salir (ej. Y colorin colorado este cuento se ha acabado, o y vivieron felices y comieron perdices).
- Como ya he explicado, los cuentos suelen reflejar algunos de los miedos de los niños por eso cuando se los explicamos provocan cierto nivel de angustia. Debemos estar muy pendientes de las reacciones del niño para así subir o bajar el tono y las inflexiones de voz haciendo que el niño pueda escuchar el cuento sin pasarlo mal. En caso de que el cuento se explique a un grupo, deberá poder ser escuchado por el niño más débil del grupo.
- En relación al punto anterior, el cuento debe tener un final positivo, entendiendo que el objeto de angustia debe desaparecer para cumplir su función y reconfortar al niño (por ejemplo, en Los tres cerditos es el lobo el que provoca angustia en el niño, por eso al final del cuento, el lobo tiene que morir para que el niño sepa que no volverá a molestarlo)
- Si el niño es muy pequeño, la duración de la narración debe ser muy corta, a medida que hablamos podemos señalar las imágenes para ayudarlo en la adquisición del lenguaje y los tonos de voz deben ser muy suaves ya que es más importante el momento que estamos compartiendo con él que el sentido del cuento.
- Si el niño es más mayor, la duración de la narración puede ser más larga, podemos hacer que el niño participe en el cuento haciéndole preguntas y cuando acabemos de explicarlo podemos hablar de lo que ha aprendido el protagonista.
Los cuentos más adecuados según la edad
No todos los cuentos están pensados para niños de la misma edad, por eso tendremos que buscar los que más se adapten a la edad de nuestros hijos y ampliar el repertorio a medida que crezcan. Muchas veces el niño suele pedir siempre el mismo cuento, esto se debe a que, como ya hemos comentado, los cuentos suelen provocar momentos de angustia y el niño prefiere escuchar una historia de la que ya conoce el final y puede anticipar lo que pasará.
Durante los primeros años de vida podemos enseñar al bebé libros con ilustraciones y algunas palabras. De esta forma ayudaremos al niño a reconocer y pronunciar algunas palabras sencillas , aunque no comprenda el significado, las asociará a los dibujos.
De los dos a los tres años los niños aun no son capaces de seguir el hilo de una historia y su capacidad de atención aun es muy pequeña. Podemos explicarles cuentos breves en los que puedan participar (ej. La ratita presumida haciendo el sonido de los animales) o cuentos sobre actividades de la vida cotidiana. Tenemos que respetar que el niño solo quiera mirar los dibujos, pasar las páginas o señalar los objetos ilustrados, si no podemos continuar con la narración del cuento les podemos ayudar, por ejemplo, a describir los dibujos que señalan.
Hacia los cuatro años, el niño ya es capaz de escuchar una pequeña historia. Empiezan a tener mucha imaginación y les suelen gustar las historias que narran hechos fantásticos con hadas y personajes mágicos.
A partir de los cinco años la imaginación y la comprensión del niño ya están muy desarrolladas y suelen apreciar mas los cuentos de reyes y reinas, caballeros y/o personajes fantásticos que vivan muchas aventuras.
Otros cuentos
Hoy en día, podemos encontrar junto a los cuentos tradicionales, los libro-cuentos que requieren por parte del niño una pequeña actividad manual, como agitar un sonajero, presionar un botón o abrir una ventana. Con estos libros los pequeños se entretienen al mismo tiempo que aprenden algo. Suelen ser libros de tela, con materiales diferentes al tacto, que incorporan objetos y botones con luces o sonidos. Los libro-cuentos suelen tener poco texto, grandes ilustraciones y páginas gruesas para favorecer que el niño pueda pasarlas sin romperlas.
Otra forma de explicar cuentos es inventarse una historia con el pequeño. Esta ha de tener un personaje fijo, que puede ser el mismo niño, que tendrá aventuras y en el que los contextos pueden variar y alternar historias de ficción con historias reales que pueden haberle pasado al niño. (Ex. Un día puede tener una gran aventura en un bosque y al siguiente explicar como le ha ido el día en la escuela). Con esta forma de explicar cuentos, además de entretener al niño también conseguiremos que él pueda explicarnos las cosas que le pasan y, con nuestras intervenciones en el cuento, podremos ayudarle a superar los pequeños conflictos de la vida diaria. ( Ej. Si se ha peleado con un niño en la escuela al protagonista del cuento le puede pasar lo mismo y puede resolver el problema de alguna manera diferente que quizás el niño no conoce).
Y para acabar

No debemos olvidar nunca que la importancia del cuento no está en aquello que puedes aprender sino que está en poder pasar un ratito en buena compañía. Y es que, papás y mamás, ¿qué mejor compañía para vuestros hijos que vosotros mismos?.
- Papá, Mamá, ¿me cuentas un cuento? - 24/02/2021