13 novelas cortas para 13 días de confinamiento
Vamos a ser optimistas e imaginemos que lo del confinamiento de 15 días o más no existe y nos quedamos 13 días encerrados porque queremos. Con un par. Porque no nos apetece ver a nadie, ni salir a pasear, ni tomar un café en la terraza del bar de abajo, ni unas cañas con los amigos. Ya sé que es mucho imaginar pero quién dice que no seas capaz de hacerlo. ¡A ver! ¿Quién es el incauto que se atreve a dudar de tu imaginación?
Podrías planteártelo como un reto o simplemente como una manera de disfrutar de unos días en los que parte de las rutinas u obligaciones desaparecen. Dispones de 13 días de confinamiento para leer 13 libros, relativamente cortos, que puedes acabar de una sentada. Puede ser que el frio te acompañe, y acurrucado en el sofá con un te calentito, decidas que te apetece leer hoy. O tal vez haga un día radiante y puedas disfrutar de esa hamaca que tan bonita queda en el rincón del jardín o la terraza. La foto bucólica la tienes asegurada.
Aquí os dejo nuestras 13 propuestas. Los dos primeros son un poco más largos, para esos días que no te quieras levantar del sofá para nada. Una mezcla de géneros y autores que en algún momento disfrutamos y se han quedado grabados para siempre. Espero que os gusten.
1. La guía del autoestopista galáctico de Douglas Adams

¿Has oído hablar de ella en más de una ocasión y aun no la has leído? Pues ha llegado el día. Fue publicada por primera vez en 1979 y podría no ser tan descabellada como parece. ¿O si?
Esta Novela de Douglas Adams adivinó con instinto vidente un futuro de libros electrónicos, traductores instantáneos biotecnológicos e industrias dedicadas a la construcción de planetas de lujo.
¿Y si la Tierra fuera uno de esos planetas artificiales, un ordenador colosal pagado y manejado por ratones para descubrir el sentido de la existencia, y destruido cinco minutos antes de la gran revelación?
2. Bosque mitago de Robert Holdstock
Si no fue mi primer libro de fantasía, fue el segundo. Si lees a una velocidad normal te durará algo más que una sentada pero la fantasía es lo que tiene y cuando uno se pone a imaginar las páginas se multiplican. No se puede crear un mundo en 50 páginas. Bosque Mitago es un hito de la fantasía moderna. La esencia de los mitos recreada en una novela de atmósfera tan poderosa como singular.

En los rincones más profundos del bosque Rhyope, un lugar apenas hollado por el hombre y más extenso de lo que indican los mapas, existe una magia primigenia que provoca que mitos y leyendas se encarnen en seres tangibles. Steven Huxley, decidido a desentrañar el misterio que persigue a su familia, se adentra en el bosque y descubre un mundo mucho más extraño de lo que jamás podría haber imaginado.
Bosque Mitago es uno de los grandes logros de la fantasía moderna. En uno de los juegos de claros y sombras más ricos y originales del género, Robert Holdstock despliega una historia entroncada en la mitología celta cuyo recuerdo perdura mucho después de haber dejado atrás su última página.
3. Seda, de Alessandro Baricco.

Se podría decir que es una historia de amor. Pero si solamente fuera eso, no habría valido la pena contarla. En ella están entremezclados deseos, y dolores, que no tienen un nombre exacto que los designe. Esto es algo muy antiguo. Cuando no se tiene un nombre para decir las cosas, entonces se utilizan historias.
No hay mucho más que añadir.
Quizá lo mejor sea aclarar que se trata de una historia decimonónica: lo justo para que nadie se espere aviones, lavadoras o psicoanalistas. No los hay. Quizá en otra ocasión. Preciosa.
3. Ojos azules de Arturo Perez Reverte.

La noche del 30 de junio de 1520 tuvo lugar en las afueras de Tenochtitlán el mayor desastre sufrido por las huestes de Hernán Cortés durante la conquista de México. En su retirada, los soldados españoles, castigados por la lluvia, avanzando por los puentes y entre el barro, debieron elegir entre el botín o la vida; abandonar el lastre de oro y riquezas que tantos peligros, sudor y sangre había costado era su única posibilidad de escapar. Sin embargo, no es fácil dejar atrás la esperanza de un futuro mejor.
En Ojos azules, peleando por su vida, un soldado de mirada añil sueña con lo sucedido y por suceder, mientras combate y carga con el talego de oro en el que pesa todo su porvenir.
4. Los asquerosos de Santiago Lorenzo.

Su novela más rabiosamente política, lírica y hermosa, es un thriller estático, una versión de Robinson Crusoe ambientada en la España vacía, una redefinición del concepto «austeridad». Una historia que nos hace plantearnos si los únicos sanos son los que saben que esta sociedad está enferma.
Puedo decir que en algún momento de su lectura me sentí en la piel del protagonista. Soy poco sociable, aunque hay quien dice que no es cierto, que soy extremadamente selectiva con la gente de la que me rodeo. Si queréis saber más de ese sentimiento tenéis que leer a Santiago.
5. El arte de la guerra de SunTzu.

Es el mejor libro de estrategia de todos los tiempos. Inspiró a Napoleón, Maquiavelo, Mao Tse Tung y muchas otras figuras históricas.
Este libro de dos mil quinientos años de antigüedad, es uno de los más importantes textos clásicos chinos, en el que, a pesar del tiempo transcurrido, ninguna de sus máximas ha quedado anticuada, ni hay un solo consejo que hoy no sea útil.
«Lo ideal es vencer sin luchar, la guerra se basa en el engaño y la confusión del enemigo.»
6. El cartero de los haikus, de Denis Theriault.

Lo leí en mi época de cartera. Cualquier libro que caía en mis manos en el que el título incluyera la palabra carta, cartero o buzón era como un imán para mi.
Es una novela original y poética, tanto por la prosa como por los haikus que contiene, con una trama muy bien hilada, que te sorprenderá. Una historia breve, que engancha y se lee en un suspiro, y con un final redondo que te acompaña tiempo después de haberla leído.
7. Stardust de Neil Gaiman.
Que sí, que hay una peli, ya lo sé. Pero yo leí el libro antes que la peli. Aquí podríamos entrar en el eterno debate de que va primero pero lo dejaremos para otro día.

El joven Tristan Thorn está dispuesto a hacer cualquier cosa para conquistar el frío corazón de su amada Victoría, incluso a prometer que le conseguirá la estrella que ambos ven caer una noche. Para cumplir su palabra, Tristán deberá cruzar el muro que separa su pueblo del País de las Hadas, un vasto territorio donde nada se parece a lo que él ha conocido, donde ni siquiera las estrellas tienen forma de estrella y donde los duendes y los espectros campan a sus anchas.
Y si este no te convence, busca algún otro de Gaiman. No puedes dejar pasar un día más sin leerle.
8. Carta de una desconocida de Stefan Zweig.

Me lo regaló alguien muy especial hace unos años y pasó mucho tiempo hasta que fui capaz de leer la primera página. Un comienzo desgarrador me impedía seguir y volvía a depositarlo sobre la mesita noche tras noche. Después me enfadé con la protagonista.
«Sólo quiero hablar contigo, decírtelo todo por primera vez. Tendrías que conocer toda mi vida, que siempre fue la tuya aunque nunca lo supiste. Pero sólo tú conocerás mi secreto, cuando esté muerta y ya no tengas que darme una respuesta; cuando esto que ahora me sacude con escalofríos sea de verdad el final. En el caso de que siguiera viviendo, rompería esta carta y continuaría en silencio, igual que siempre. Si sostienes esta carta en tus manos, sabrás que una muerta te está explicando aquí su vida, una vida que fue siempre la tuya desde la primera hasta la última hora.»
Las pequeñas novelas de Zweig son como el primer sorbo a una cerveza o un buen postre. Con esto lo digo todo.

9. Historias de cronopios y de famas de Julio Cortazar
Con un lenguaje sencillo, directo y cotidiano recopila sesenta y cuatro textos cortos sarcásticos y a la vez irónicos.
Están organizados en cuatro partes y son un auténtico lujo para potenciar la imaginación y la creatividad. Se que puede sonar a libro de lectura obligada en el instituto pero es un libro para divertirse de una forma desenfadada y estimulante.
10. 84, Charing Cross Road de Helene Hanff
Meses antes de abrir la librería devoraba esta novela que el tiet Joan nos regalaba en una de nuestras visitas.

Un día, en octubre de 1949, Helene Hanff, una joven escritora desconocida, envía una carta desde Nueva York a Marks & Co., la librería situada en el 84 de Charing Cross Road, en Londres. Apasionada, maniática, extravagante y muchas veces sin un duro, la señorita Hanff le reclama al librero Frank Doel volúmenes poco menos que inencontrables que apaciguarán su insaciable sed de descubrimientos. Veinte años más tarde, continúan escribiéndose, y la familiaridad se ha convertido en una intimidad casi amorosa. Esta correspondencia excéntrica y llena de encanto es una pequeña joya que evoca, con infinita delicadeza, el lugar que ocupan en nuestra vida los libros… y las librerías.
84, Charing Cross Road pasó casi inadvertido en el momento de su publicación, pero desde la década de los setenta se ha convertido en un verdadero libro de culto a ambos lados del Atlántico.
11. Viaje de invierno de Amelie Nothomb

Mi hermana es una enamorada de Nothomb y me lo dejó hace unos años. No sé si porque lo leí en un aeropuerto mientras esperaba mi vuelo o porque su prosa te atrapa desde las primeras líneas y te seduce el singular microcosmos de su autora, pero quedó grabado en mi mala memoria.
La declaración del protagonista no admite refutación alguna: «Voy a hacer estallar el avión a las 13.30.» ¿Un mártir religioso? Tal vez… Pero la religión por la que Zoilo se inmola es el amor. Un amor incondicional por Astrolabio, una joven cuya existencia se centra en velar por la integridad física y la obra de Aliénor, una peculiar novelista aquejada de un autismo que la vuelve indefensa ante el mundo y que dicta sus novelas a su devota agente y cuidadora.
12. Martes con mi viejo profesor de Mitch Albom

Este es el emocionante relato de los encuentros del periodista Mitch Albom con su antiguo profesor Morrie Schwartz, gravemente enfermo, todos los martes.
Durante estos encuentros Albom tiene la oportunidad de hacer a su profesor las grandes preguntas que siguen inquietándole y hallar consejo, aliento y energías para empezar de nuevo. A pesar de que a Morrie Schwartz le queda poco tiempo de vida y de que la enfermedad le impone un doloroso calvario, el viejo profesor no ha perdido su ironía, ni tampoco las ganas y la capacidad de enseñar, de escuchar y de comprender, y se convierte en un muy valioso consejero y mentor de Mitch Albom.
13. Pista negra de Antonio Manzani
Pues este no lo he leído pero lo haré porque un cliente apasionado por la novela negra me dijo que era GENIAL. Y como me gusta más el trece que el doce es una buena recomendación final.

A consecuencia de un turbio incidente con el hijo de un poderoso político, Rocco Schiavone, subjefe de la policía de Roma, ha sido «desterrado» a una pequeña ciudad del valle de Aosta, en los Alpes italianos. Para un romano sofisticado y amante de la buena vida, no es la mejor noticia. El frío, las botas de nieve y el provincianismo de los autóctonos estimulan la natural tendencia de Rocco a las malas pulgas, así que, visto el panorama, un caso difícil le vendría de maravilla.
La ocasión se presenta cuando aparece un cadáver aplastado bajo las huellas de una máquina pisanieves en una de las estaciones de esquí de la zona. El desafío es importante. A la escasez del material encontrado hay que añadir la ignorancia de Schiavone de las costumbres locales, su desconocimiento del dialecto y la historia del lugar. Nada que amilane, desde luego, a una persona decidida y orgullosa como él.
Sin renunciar un ápice a su temperamento meridional, Rocco se abre camino entre pistas, refugios de montaña y teleféricos, interroga a monitores, guías y enigmáticos operarios del valle, y, sobre todo, traba relación con unas cuantas lugareñas guapas dispuestas a ofrecerle una cálida bienvenida.
Y llegados a este punto solo puedo decir que si quieres leer una novela de fantasía de menos de 250 páginas lo vas a tener complicado.
Felices lecturas.